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El Tiempo no siempre es dinero ...¿Qué son los bancos del tiempo?

El Tiempo no siempre es dinero ...¿Qué son los bancos del tiempo?

Suiza es el país de los bancos. Pero no en todos se habla de tasas de interés y de inversiones. Es más: no siempre es el dinero el que rige todo.

Los miembros de los bancos del tiempo ponen a disposición de otros sus conocimientos y habilidades para resolver un problema, echar una mano o sencillamente para estar juntos.

Laura tiene un problema con el correo electrónico que está bloqueado desde hace tres días. Marcos tiene un jardín grande, pero carece de tiempo para cuidarlo. Mónica se mudará pronto a un nuevo apartamento, pero todavía no ha empaquetado en cartones las decenas de libros de su biblioteca.

Las pequeñas tareas de la vida diaria pueden representar a veces un problema nada fácil de resolver. Incluso en la era de la tecnología y de la globalización, lo más sencillo puede resultar difícil.

Y, sin embargo, Laura dispone de mucho tiempo libre. Marcos es un experto en informática y Mónica es una apasionada de la jardinería. Bastaría presentarlos para resolver sus pequeños problemillas diarios.

Crear un punto de encuentro para intercambiar servicios, conocimientos, competencias y productos, es lo que se proponen los bancos del tiempo (BDT) o redes locales de intercambio.

Un banco sin dinero

El principio es simple: los miembros ofrecen y reciben bienes y servicios.

"Básicamente, se trata de una red de solidaridad, donde las personas ofrecen lo que saben hacer y ponen a disposición su tiempo", explica a swissinfo Silvio Mella, presidente de la BDT del cantón del Tesino Scambio di favori (intercambio de favores).

Como cualquier banco que se respeta, también en estos sistemas se les atribuye una cuenta a los miembros en la que registran todos los intercambios, es decir, tanto los servicios recibidos como los prestados.

La única diferencia, subraya Mella, es que los BDT son instituciones sin ánimo de lucro y los intercambios se efectúan en un ambiente de confianza y amistad recíprocas.

Ayudar una hora en una mudanza se contabiliza igual que una hora de trabajo de jardinería o de consultoría informática.

Superar la crisis con la solidaridad

Las redes sociales de intercambio nacieron en Canadá en 1984, en una zona especialmente golpeada por la crisis y el desempleo. Su objetivo era dar un nuevo impulso a la vida local.

Sería, no obstante, más correcto utilizar el término "re-aparecidas", ya que estos sistemas existían ya en Australia en los años 30.

En Italia, la primera forma de banco del tiempo nació en Parma al comenzar la década de los 90, a iniciativa de un representante de la tercera edad.

Pero fueron las mujeres de Sant’Arcangelo di Romagna, en las cercanías de Bologna, quienes crearon en 1995 un sistema más perfeccionado y apto a sus exigencias. Desde entonces, los bancos del tiempo se han multiplicado en Italia. Hoy suman casi 300.

Mujeres más solidarias

"La representación femenina en estas redes fue siempre mayoritaria", señala Silvio Mella. Según él, ese desequilibrio tendría su explicación en que las mujeres tienen un sentido de la solidaridad más desarrollado.

Y los servicios más solicitados son las ayudas domésticas, el baby-sitting y los servicios en el ámbito de la salud (masajes y terapias), aunque no faltan quienes necesitan ayuda para resolver los problemas con el ordenador, reparar algo en casa o una mano en la mudanza.

"En Suiza existen cerca de 25 redes sociales de este tipo que agrupan entre 1.000 y 2.000 personas", indica Andreas Mäder, responsable de Relaciones Públicas de la "Luzerner Tauschnetz", con 300 miembros, la red más grande del país.

Mejor cohesión social

Además de resolver problemas prácticos, estos sistemas contribuyen a reforzar la cohesión social y a mejorar la convivialidad en los barrios.

"El conocer a personas de horizontes y edades diversas contribuye a desarrollar la vida local", afirma Aline Giraudeau, del BDT de Lausana (SEL, Système d’échanges local).

Estos sistemas funcionan en un espacio geográfico limitado: se trata de barrios (como ocurre en Zúrich) o de áreas más vastas, como en Lucerna o el cantón del Valais. Una red más amplia perdería toda razón de ser: ¿Qué interés tendría una ginebrina en proponer clases de música en Basilea?

Solidarios, no voluntarios

Al hablar de redes sociales y ayuda recíproca, se tiende ha establecer una relación con el trabajo de voluntariado. Un planteamiento que Silvio Mella niega rotundamente: "No somos asistentes sociales ni voluntarios: creemos que quienes nos reciben están en grado de dar y hay intercambio sin compensación".

Además, a diferencia de lo que ocurre en Italia – donde los BDT están muchas veces vinculados a la administración local, que pone a disposición los locales o medios financieros – las redes de intercambio en Suiza son completamente independientes.

Especialmente interesante es que quienes se ocupan de la gestión administrativa no trabajan benévolamente, sino que reciben una remuneración por parte del conjunto de los miembros del BDT.

No con dinero, sino con el tiempo, la única moneda de cambio permitida.

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